Es el año mil novecientos diez. La señora Guerra quiere ir a la India y matar un tigre. En realidad, no le gusta la caza. Y su objetivo tampoco es proteger a la gente de la India de estos animales. Ella solo quiere matar al tigre porque está celosa de María Fernández. Hace un mes, María Fernández estuvo en la India. Allí, se subió a un avión con un amigo piloto. Ahora María solo habla de su increíble viaje en avión. La señora Guerra está cansada de escuchar a María. Por eso quiere matar un tigre y salir en los periódicos. Solo así hará que María por fin se calle.
En su mente, la señora Guerra ya ha organizado el almuerzo que va a dar en su casa. Ella va a decir que el almuerzo es para María. Pero en realidad, la piel de tigre va a ser el centro de la atención. Y también el centro de la conversación. En este mundo, algunas personas hacen cosas por hambre. Otras hacen cosas por amor. Pero el motivo de la señora Guerra es simple: Le cae mal María Fernández. El viaje en barco es largo y cansado. Por fin, la señora Guerra llega a la India. Ella ofrece mil dólares por la oportunidad de matar un tigre sin mucho riesgo y sin mucho trabajo. Por suerte, un pequeño pueblo reúne las condiciones. Un tigre de buenos antecedentes suele ir a este pueblo. Ya está viejo, y por eso ya no caza animales en la selva. Ahora solo puede robar animales domésticos. Todos en el pueblo quieren ganar esos mil dólares. Cada noche, la gente deja una cabra afuera del pueblo para que el tigre se la coma. Quieren evitar que el tigre se vaya a otro lugar. Pero esa no es su mayor preocupación. Su mayor preocupación es que el tigre puede morir de viejo antes de que vaya la señora Guerra. La gente hasta ha dejado de cantar de noche. Quieren que el viejo ladrón pueda dormir bien. Por fin llega el gran día. O, mejor dicho, la gran noche. Hay luna llena, y no hay nubes. La gente del pueblo ha hecho una casa en un árbol. La señora Guerra y Carmen están dentro de esta casa. Carmen es su asistente personal. Abajo, la gente ha dejado una cabra con una cuerda para el tigre. Esta cabra hace mucho ruido. Hasta un tigre viejo con problemas de oído podría oír a esta cabra. La señora Guerra tiene lista su arma. Carmen dice: "¿No es peligroso estar aquí? ¿Y si tenemos que salir corriendo?" En realidad, Carmen no tiene miedo al tigre. Solo tiene miedo de trabajar más que lo necesario. La señora Guerra dice: "¡Tonterías! Es un tigre muy viejo. No podría saltar aquí aunque quisiera." Carmen dice: "Si es un tigre viejo usted debería pedir un mejor precio. Mil dólares es mucho dinero." De pronto, llega el tigre. Tan pronto como ve la cabra... Se echa al suelo. Quizás quiere descansar un poco antes de atacar. Carmen dice en voz alta, para que escuche el jefe del pueblo: "¡Creo que está enfermo! ¡Deberían darnos un mejor precio!" La señora Guerra le dice: "¡Cállate!" Y en ese momento, el tigre empieza a caminar hacia su víctima. Carmen dice: "¡Ahora, ahora! ¡Si él no toca la cabra no la tenemos que pagar!" (la cabra tiene un costo extra.) Se escucha un disparo y el tigre cae muerto. De inmediato, toda la gente va hacia el tigre para celebrar. La señora Guerra está feliz por su éxito. Ella ya puede imaginar el almuerzo con sus amigos en su casa. De pronto, Carmen se da cuenta de que la cabra está muerta. La bala mató a la cabra, y no hay ninguna marca de bala en el tigre. Es obvio que el disparo ha matado al animal equivocado. El tigre simplemente murió asustado por el disparo. Y también murió de viejo. La señora Guerra está muy molesta. Pero de todas maneras, ahora tiene un tigre muerto. Y todos en el pueblo dicen que el disparo mató al tigre. Todo con tal de ganar esos mil dólares. Así que la señora Guerra sale en los periódicos con su tigre. María Fernández no quiere ver los periódicos por varias semanas. María envía sus felicitaciones a la señora Guerra. Pero no acepta ir al almuerzo. Llega el día del almuerzo. Todos hablan de lo hermosa que es la piel del tigre. Después del almuerzo, Carmen dice: "Sería divertido si ellos supieran la verdad." La señora Guerra dice: "¿Qué quieres decir?" Carmen dice: "Que el disparo mató a la cabra. Y el tigre murió asustado." La señora Guerra dice: "Nadie podría creerlo." Carmen dice: "Bueno, María Fernández sí podría creerlo." La cara de la señora Guerra se pone blanca. Ella dice: "Tú no se lo dirías, ¿verdad?" Carmen dice: "He visto una bonita casa de campo que me gustaría comprar. Cuesta solo diez mil dólares. Es un buen precio. Solo que no tengo esa cantidad." -------------------- La casa de campo de Carmen es muy bonita. A todos sus amigos les gusta pasar allí el verano. El jardín está lleno de flores, y hay un río cerca. Sus amigos dicen: "Es increíble cómo Carmen logró conseguir tanto dinero." La señora Guerra ya no sale a cazar. Cada vez que alguien le pregunta por qué, ella dice: "Es muy caro."
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5/11/2022 06:47:38
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