El Ratón (Level 1 Fiction)

José is on a train, with a mouse crawling under his clothes... And a sleeping lady in front of him. What will he do? Enjoy this classic short story by Saki.

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Historia original por Saki
Versión en español: Miguel Lescano

Era una fría mañana de septiembre. José tenía que tomar el tren. Había estado una semana con una familia en el campo, y ya era hora de irse. Pero había un problema: La familia no había pedido el coche de caballos. Él lo necesitaba para llegar a la estación del tren. Ya era tarde. José iba a perder el tren. En esta emergencia, José no tuvo más opción que ir al establo para ayudar a sacar el caballo y el coche de la familia. Solo así José podría alcanzar el tren. El lugar estaba oscuro. Era difícil ver. Por todos lados había mal olor. A José le daba mucho asco este lugar.

Por fin, José llegó a la estación y tomó el tren. Él tenía miedo de tener mal olor. Por suerte, su asiento de tren estaba en un espacio privado. Y en este espacio no había nadie más, excepto una señorita de más o menos la misma edad. Ella estaba durmiendo, así que José podía estar tranquilo. El viaje sería de una hora.

De pronto, José se dio cuenta de que había algo bajo su ropa. Era un ratón. José le dio un golpe, y otro golpe, y otro golpe, pero el animal no se iba. José tenía que pensar rápido qué hacer. No podía estar así durante una hora. Pero, ¿qué podía hacer? La única solución era quitarse la ropa. Pero él no podía hacer eso delante de una señorita, aunque fuera por una buena razón. Solo con pensar en eso, la cara se le puso roja.

Pero la chica estaba profundamente dormida. Y el pequeño animal no quería dejar en paz a José. Sin hacer ruido, José se quitó la ropa lo más rápido que pudo. Era el momento más difícil de la vida de José. Cuando el pequeño animal por fin salió, hizo ruido, y la chica abrió los ojos.

José se cubrió de inmediato con un periódico. Su cara estaba roja como la sangre. En cualquier momento la chica iba a decir algo. Pero ella solo se quedó viendo a José, sin decir nada. José pensó: "¿Qué vio ella? ¿Qué piensa ella de mí?".

Después de un momento de silencio, José dijo: -Perdón. Es que tengo gripe. Por eso tengo el periódico encima.

La chica dijo: -Oh, lo siento. Justo le quería pedir que abra la ventana.

José pensó: "No puedo seguir así. ¿Y si le digo la verdad poco a poco?".

Así que preguntó: -¿Usted tiene miedo a los ratones?

Ella dijo: -Solo cuando son muchos. ¿Por qué?

-Hace un momento, había uno bajo mi ropa. Fue terrible.

-Ay, me imagino. A ellos les gusta caminar por todos lados.

-Tuve que sacar el ratón mientras usted estaba durmiendo. Por eso estoy así...

-No creo que ese pequeño animal pueda darle una gripe.

José se sentía muy mal. Esta chica no veía su problema como algo serio. Y ya estaba cerca de su destino. De lejos, ya se podía ver la ciudad. Le dio mucho miedo. Cada vez estaba más cerca de la estación. Todos en la estación iban a ver a José en ropa interior. Ya no iba a ser una sola persona, sino muchas. Pero aún había una pequeña esperanza. La chica podía quedarse dormida de nuevo. Pero, después de unos minutos, ella seguía despierta. Bien despierta. Ya no había esperanza.

Ella dijo: -Pronto vamos a llegar.

José estaba muerto de angustia. Desde la ventana ya podía ver las casas. Ya no le importó si la chica lo veía o no: Dejó el periódico a un lado y se puso rápidamente la ropa. No quiso ver a la chica a los ojos. Finalmente, el tren llegó a su destino. Entonces la chica dijo:

-¿Podría por favor conseguir un coche para mí? Yo sé que usted está enfermo, pero no es fácil ser una mujer ciega en una estación de tren.

Fin.